(Publicado hoy en mi columna de El Mundo)
Llegados a este punto del conflicto es preciso admirar la coherencia de Meritxell Batet, qué gran apellido para una candidata por Barcelona, que ha decidido poner fin a la transversalidad que gobernaba su vida amorosa, desde que compartía dormitorio con José Mª Lassalle, secretario de Estado de Cultura en el Gobierno de Mariano Rajoy. “elevar a la categoría política de normal lo que a nivel de calle es simplemente normal”, fue una frase inmortal que Fernando Ónega le escribió a Suárez y que Meritxell (o su marido, o ambos) han invertido para dotarla de un nuevo significado.
Se acabó la transversalidad, pacto de izquierdas. El de Pablo Iglesias y Alberto Garzón, ese par de luminarias. El primero se comerá al segundo para afrontar la tarea de hacer lo propio después con Pedro Sánchez, cuando hayan formado un Gobierno de coalición presidido por…
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